En los últimos meses hemos seguido los avances hechos en el Aeropuerto Jorge Chávez, una obra que permitirá generar mayores ingresos en el país, pero que no debe perder de vista a quienes siempre serán sus principales aliados, para lograr la integración de la denominada “Ciudad Aeropuerto”, los vecinos. La integración de los vecinos de distritos aledaños no es ajeno a LAP, de hecho es una prioridad, ya que el Aeropuerto es una área económica y permitirá posicionar al país como un HUB, y sus aliados no se limitan a la comunidad aeroportuaria.
En tanto, desde hace unos meses los vecinos del distrito de San Miguel, primer distrito de Lima en dirección hacia el Sur partiendo desde el Aeropuerto Jorge Chávez, han expresado ante sus representantes vecinales la molestia no solo por el estridente ruido de los aviones, sino por la preocupación razonable de ver la baja altura de las aeronaves al cruzar por el distrito. Los vecinos cuentan con antecedentes de haber solicitado evaluación sobre el asunto de contaminación auditiva por las aeronaves.
El pedido de evaluación se hizo el año 2011, lo cual derivó en mediciones ya que el ruido ocasionado se dio debido al cambio de rutas de los vuelos, resoluciones que la DGAC emitió. Se pidieron que las mediciones sean periódicas, ya que se consideraron inadecuadas. Las aerolíneas comerciales excedían ampliamente los límites tolerables señalados en el Reglamento de Estándares Nacionales de Calidad Ambiental para Ruido aprobado por D.S. N° 085-2003-PCM.
Actualmente, adicional al reglamento señalado debe considerarse la Norma Técnica Complementaria [NTC 001-2013] la cual hace evaluación sobre los procedimientos de aceptación y emisión de certificados de homologación acústica porque las operaciones desarrolladas que cumplen estándares indicados por la OACI, el territorio peruano a través de la NTC determina los niveles de ruido por distintos tipos de aeronaves transitando por nuestros cielos; no basta el cumplimiento de requisitos en papel, sino también en la realidad. Para los vecinos de San Miguel esto es un pendiente que tiene la DGAC.
Cabe preguntarse si esto es solo un tema de rutas o tiene algo que ver con evaluar de manera mejor el cumplimiento de la RAP 314, en la que detallan normas de diseño, normas materiales incluidas medidas y distancias. Sobre esto último debe entenderse que ya no será tan posible encontrar un aeropuerto completamente alejado de la ciudad, son ahora zonas económicas, lo denominado “Aerotrópolis”, imposible que no se piense en estrategias de mitigación del ruido para evitar afectar a los vecinos, quienes serán los que podrán dar fe que el espacio creado es realmente sostenible. Veamos el ejemplo de los parques aeronáuticos como estrategias para el despegue y descenso, siendo estos espacios un gran espectáculo para aficionados y generando un distancia planeada que liberaría de contaminación auditiva.
Impulsar este tema no es una campaña más como la que se hicieron hace unos años en San Miguel respaldada por estudiantes de derecho de la PUCP, ni se soluciona con planillones para firmas que no son tomadas en cuenta, de esto se deben hacer cargo autoridades, asociaciones y aerolíneas.
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